Si bien el retraso de la siembra del cultivo pone un techo al rinde potencial, también es una estrategia de diversificación ante el creciente riesgo productivo por las adversidades climáticas cada vez más manifiestas. “En esta campaña la escasa radiación es el único factor que afectaría los rindes extraordinarios”, señala la Bolsa de Comercio rosarina.
La modalidad de siembra tardía del cereal crece año a año. De las 880.000 hectáreas sembradas del cultivo de maíz en la región núcleo, el 48% se implantó tardíamente. En esta campaña en particular, la falta de agua en el suelo durante septiembre y octubre obligó a los productores a retrasar la siembra de los maíces de primera en gran parte de la región núcleo.
Esta elevada proporción de sembradíos pudo esquivar el intenso estrés termohídrico de fin de diciembre y enero. “A diferencia del maíz sembrado tempranamente, el tardío y/o de segunda se encuentra en excelente estado”, señala el informe Guía Estratégica del Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario. Se verifica que, en ausencia de limitantes, la acumulación de biomasa es directamente proporcional a la radiación incidente interceptada por el cultivo. Y aquí el problema: el retraso de la siembra expone al cultivo a un ambiente distinto para la generación de rendimientos.
Específicamente, febrero estuvo caracterizado por una alta proporción de días nublados, con precipitaciones variables, muy intensas. Los totales pluviométricos de febrero de este año triplican al mismo mes del año anterior en toda región núcleo. Este período de estrés lumínico coincidió con la floración del maíz de segunda y/o tardío, momento más crítico de definición de número de granos. Y el escenario sigue marcado por la presencia de lluvias y tormentas, aunque ahora con menor intensidad y más aisladas.
Según el informe GEA esta semana el mayor registro se observó en Clason (Santa Fe) con 60 milímetros. En el resto, los montos se mantuvieron entre 15 y 30 milímetros sobre Santa Fe y Córdoba. En Buenos Aires fueron más débiles y se mantuvieron entre 10 y 20 milímetros. Las lluvias volverían a partir de hoy o mañana. Se espera que un sistema frontal frío avance desde la región de la Patagonia hacia el norte, por lo que a partir de la presente jornada sobre la zona núcleo aumentan las probabilidades de precipitaciones en forma de lluvias, chaparrones e incluso algunas tormentas de variada intensidad.
Falta de radiación
Es difícil predecir el impacto de la falta de radiación sobre el rendimiento ya que son muchos los factores que interactúan en la definición del mismo. Pero, sin dudas, tendrá consecuencias sobre la tasa de crecimiento del cultivo. Es útil recordar que, sin limitaciones de radiación solar y tomando como referencia valores de la bibliografía para eficiencia de intercepción de la radiación solar, la eficiencia de conversión promedio durante el ciclo y el índice de cosecha, es posible obtener un rendimiento potencial de maíz tardío de 163 quintales por hectárea (qq/ha) en el sur de Córdoba en condiciones ideales.
El relevamiento actual realizado sobre la condición de los maíces tardíos en toda el área núcleo por la Bolsa de Comercio de Rosario sigue dando resultados muy positivos. Particularmente, en el sur santafesino arriesgan lograr hasta 100 qq/ha. En general, auguran alcanzar muy buenos rindes para este tipo de siembra tardía que ganó protagonismo en los últimos años.
En la campaña pasada (2012/2013) los maíces sembrados en las fechas más tempranas fueron los que mejor comportamiento tuvieron. Alcanzaron rindes que superaron holgadamente los 100 quintales y los tardíos (o de segunda) estuvieron entre los 70 y los 90 quintales por hectárea. En esta campaña se concretaron pocas siembras en la ventana óptima de implantación y en promedio no superarían los 80 qq/ha en la región.
Estar hablando de maíces de segunda, que pese a la limitante de radiación solar expresen rindes cercanos a los 100 quintales por hectárea, replantean la forma en que se seguirá haciendo maíz en la zona núcleo. Este nuevo paradigma de maíces tardíos es una forma de diversificar el riesgo y amortizar los efectos de la variación climática que parece haberse instalado y que año a año aumenta el nivel de riesgo productivo.
Fuente: La Opinión de Pergamino